El piso o suelo pélvico sigue siendo un gran desconocido para muchas mujeres; y, aunque hayan oído hablar del tema, la mayoría toma conciencia de su importancia cuando comienzan a presentar los primeros síntomas indicativos de algún tipo de disfunción en su estructura, entre ellos el más común: la incontinencia urinaria.

¿Qué es el piso pélvico?
Se llama así al grupo de músculos que cierran la parte inferior del anillo óseo que existe al nivel de las caderas, la pélvis. Entre estos músculos se encuentran, naturalmente, orificios a través de los cuales se comunican desde el interior del abdomen hacia el exterior tres sistemas: urinario, genital y digestivo. A partir de estos músculos, se forman estructuras (ligamentos, fascias) que en conjunto cumplen tres funciones:
1. Evitar que los órganos situados dentro del abdomen y pelvis caigan entre las piernas;
2. Darle ubicación específica a cada uno de órganos que encontramos dentro de la pélvis, situación que repercutirá directamente en la función de los mismos;
3. Mediante la contracción y relajación de estos músculos, participar activamente en la micción, actividad sexual, defecación o eliminación de gases.

Cuando el piso pélvico enferma, dichas funciones se alteran en distintas cuantías o en distintos grados, pudiéndose manifestar en un amplio abanico de diagnósticos. Por tal motivo, en Uroclínica enfrentamos la problemática mediante una evaluación multidisciplinaria, cuyo principal objetivo es alcanzar el diagnóstico correcto de la paciente y poder así, y brindarle el tratamiento más adecuado según su problemática; los cuales podrán ser cirugía, kinesioterapia, medicación o sus combinaciones según sea necesario.

Enfermedades del piso pélvico. Manifestaciones
Los signos o síntomas que marcan alguna patología en el piso pélvico pueden presentarse independientes o sumados entre ellos; y, a su vez, con distinta intensidad según la paciente:
– Incontinencia o pérdida de orina
– Necesidad de hacer fuerza para orinar
– Relaciones sexuales difíciles o dolorosas
– isminución o pérdida de deseo sexual
– Dificultad para defecar
– Dificultad para retener materia fecal o gases
– Dolor pelviano o de espalda bajo
– Sensación de peso pelviano o de estar sentada sobre un bulto
– Protrusión o salida desde la vagina de un bulto

Estas manifestaciones requieren una evaluación precisa por parte de especialistas para abordar su solución, evitando principalmente el naufragio terapéutico basado en el fenómeno prueba-error: “Señora, tome esta pastillita y vamos viendo cómo resulta…”.

¿Por qué puede enfermar el piso pélvico?
Rara vez la causa sea única, ya que desde la misma charla inicial con la paciente surgen motivos multifactoriales, a saber: congénitos, antecedentes de alteraciones hormonales, laxitud ligamentaria, enfermedades del colágeno, cambios de peso corporal, cirugías ginecológicas o pelvianas, embarazos, partos, entre los más importantes.
Todo ello explica por qué, una vez logrado el diagnóstico, el tratamiento posiblemente requiera atención multidisciplinaria. Su finalidad será darle solución al problema y permitir así que la paciente pueda reinsertarse pronto a su vida cotidiana.
Aunque parezca simplista, la solución comienza desde la propia paciente, entendiendo que tener incontinencia de orina, por ejemplo, no es normal, y que no tiene por qué adaptarse día a día con apósitos absorbentes, entre otras medidas. La mejor actitud que puede asumir la mujer es la de romper con el tabú social o la vergüenza de expresar dichas manifestaciones con la misma libertad que con la que expresa cualquier otra dolencia. Partiendo de este punto, la solución implicará recuperar la confianza de la paciente en ella misma, como mujer, en sus capacidades sociales, laborales y generadoras de proyectos.

Salud y plenitud
Los tratamientos no siempre son quirúrgicos, sino también asociados a la reeducación o fortalecimiento pélvico con kinesioterapia y corrección de hábitos, con o sin medicamentos temporales. En caso de requerir cirugía, existen distintas técnicas a las que se recurrirá según el diagnóstico, y con la utilización o no de elementos protésicos (sling o mallas). Podrán ser ambulatorias o de corta internación, con abordajes únicos o combinados.
Capítulo aparte, aunque estrechamente relacionado con la temática, tiene que ver con la necesidad que manifiestan muchas mujeres de sentirse más a gusto con su cuerpo y con su sexualidad. Actualmente, ese tabú social que les impedía consultar sobre técnicas o tratamientos específicos para sentirse mujeres plenas es cada vez más débil, y muchas –independientemente de cualquier disfunción del piso pélvico- recurren a tratamientos como:
* Rejuvenecimiento vaginal
* Vaginoplastía
* Labioplastía
* Himenoplastía o reparación del himen
* Corrección de cicatrices por desgarros en el parto